miércoles, 10 de diciembre de 2008

Personas y psicólogas.-

Efectos globales del turismo: que si económicos, políticos, sociales, fiscales, culturales... sí, pero, ¿y los efectos que tiene sobre la sonrisa? ¿Y los recuerdos que ocasiona, casi siempre plasmados en fotos multicolor? ¿Y las sensaciones que provoca en el interior de las personas?



Porque de personas hablamos: los clientes, los turistas, nosotros. Somos, ante todo y todos, personas. Da igual la piel, la ideología o la religión, ¿qué me dicen tus ojos, qué me cuenta tu sonrisa, qué efectos me provocas tú?



Y por tanto pensar, nos hemos vuelto un poco locos... y hemos necesitado la inestimable ayuda de un equipo de psicólogas, encabezadas por la afamada Doctora Amparo Matapollos, para curar nuestros miedos.



Una vez recuperados, hemos formado dos equipos para inventar nuevas fórmulas turísticas, para crear ideas innovadoras, para nuestra amada pequeña ciudad. El viernes exponemos en clase: mira que si hallamos la solución para la estacionalidad... (tranquilos, le pondremos copyright).





Y mañana, más.

4 comentarios:

  1. P.D.: Pido perdón por la hora en la que he colgado el artículo, pero he tenido un día, nunca mejor traído, de locos... ¿alguna de las psicólogas me echa una manita? ;)

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  2. Cartagena - CASA PEDRO CONESA

    En el número 18 de las Puertas de Murcia, encontramos un interesante pasaje modernista que fue construido en 1891 con una cubierta de cristal, hoy desaparecida, sostenida por pilares de hierro de fundición. Este pasaje, de innegable valor artístico y arquitectónico, fue en su origen una galería comercial.

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  3. Cartagena - LUIS CALANDRE IBÁÑEZ (Cartagena 1890 - Madrid 1961)


    Luis Calandre Ibáñez nace en Cartagena el 26 de marzo de 1890, en el seno de una familia de tradición médica y liberal; desde muy joven sintió una fuerte afición por la lectura, llegándole a través de ella el gusto por los viajes y una visión de otros mundos más amplia que la que le ofrecía su Cartagena natal . Según él mismo escribe, su educación no fue deformada con opresiones, represiones ni demasiados prejuicios; creció en un ambiente familiar tolerante, comprensivo y de razonable libertad, con un aprecio por la libertad de espíritu que le acompañó durante toda su vida.

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  4. .../... se me ha cortado.

    Calandre alcanza gran renombre como cardiólogo y fueron pacientes suyos personajes como Indalecio Prieto, Calvo Sotelo, Melquíades Alvarez, Juan Ramón Jiménez, Valle Inclan, Sorolla, Ramón Menéndez Pidal, Manuel Bartolomé de Cossio, Pablo Iglesiasy un largo etcétera.
    Es de destacar su trabajo como miembro del Patronato de las Hurdes, dotando de fuentes públicas a numerosas poblaciones, impulsando las Misiones Pedagógicas o la creación de escuelas.
    La llegada de la guerra civil, cambió totalmente la vida de Luis Calandre.

    En febrero de 1937 se hizo cargo como médico civil del hospital de enfermos y heridos de guerra de la calle Joaquín Costa. Más tarde trasformó los pabellones de la Residencia de Estudiantes en hospital de guerra del cuerpo de Carabineros, siendo de resaltar la labor realizada en la lucha contra el paludismo durante la epidemia que se dio en el frente del Jarama, promoviendo las pautas de la quinización preventiva y una red para el tratamiento de los enfermos.
    El final de la guerra supuso el fin de la trayectoria científica de Calandre; fue sometido a varios consejos de guerra; el primero de ellos que fue absolutorio, fue recurrido por el Iltre. Colegio Oficial de Médicos de Madrid; por lo que un nuevo Consejo de Guerra le condena en 1942 por los mismos cargos a 12 años y un día de reclusión menor, pena que es conmutada por la de seis años y un día de prisión mayor; los cargos consistieron en haber dirigido el Hospital de Carabineros y ocupado cargos de confianza durante la república, hechos constitutivos, según el Tribunal, de delito de auxilio a la rebelión. El Colegio de Médicos le sanciona a su vez con cinco años de inhabilitación en Madrid.

    El propio Calandre escribe: “Fui procesado a instancias de aquéllos a quienes de modo desinteresado sólo bien hice”

    Poco antes de morir en 1961 escribe: “Me enfrento a la muerte con las palabras del poeta: sin quejas enojosas, a mi destino fiel, yo voy a donde van todas las cosas, a donde van las hojas de las rosas, a donde van las hojas de laurel”

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